Cuentan que Ulises cuando partió hacia Ítaca, confió a su amigo Mentor la protección de su reino, la educación de su hijo, y el bienestar de su esposa. En ese proceso Mentor puso su experiencia y conocimientos. Tanto él como Penélope y Telémaco, aprendieron mutuamente, desarrollaron sus herramientas y se acompañaron con afecto en el mutuo crecimiento.
De nombre propio, la palabra mentor pasó a ser nombre común, para denominar esta práctica en la que un profesional de confianza y con experiencia, es invitado por otra persona a acompañarle para cabo una tarea que le resulta difícil. Al compartir crean un espacio de mutuo crecimiento; un espacio de confianza, seguridad y reto, en el que se transmite conocimiento, experiencia, confianza y herramientas.
El ‘mentoring’ acompaña aportando una nueva mirada, nuevas herramientas y opciones para que el mentee actúe en función de sus preferencias y valores.
Un mentor es un guía. Alguien que respeta el camino y objetivos que ha escogido su mentee y le ayuda a llegar donde quiere personal, profesional o empresarialmente, ayudándole a ir más rápido y cometer menos errores. Hoy en día, el acompañamiento a profesionales es una actividad cada vez más profesionalizada.
Hoy en día la tecnología nos permite la posibilidad de elegir la modalidad presencial, en el que el cara a cara contribuye a la transmisión de experiencias y conocimientos; o la vía online, que ayuda a evitar la distancia física así como aprovechar ventanas de tiempo en todo tipo de horarios y agendas.
Independientemente de cual sea la opción elegida, el mentoring debe marcar un punto de partida y unos objetivos. A lo largo del camino, será el mentee quien adopte lo aprendido, aplicándolo en su forma de hacer las cosas, a su estilo de vida y valores. Todos los recursos se enfocan en adquirir nuevas herramientas para conseguir esos objetivos que antes de recurrir a la mentoría parecían imposibles.
Alcanzar el objetivo que percibimos como difícil, suele requerir que revisemos acciones, actitudes, emociones o miedos a veces inconscientes. Por ello la mentoría se desarrolla a muy distintos niveles:
-Nivel práctico: herramientas empresariales y/o profesionales. La mentoría aporta al mentee herramientas prácticas para su día a día.
-Cognitivo: El mentoring aporta crecimiento mutuo. El mentee incorpora nuevos conocimientos y herramientas a su propia manera de comunicar, de actuar, de vender o venderse…
-Nivel emocional: Para que el mentoring sea eficaz, es necesario llevar a cabo un trabajo honesto, a veces íntimo, y siempre personal, orientado a cumplir objetivos y crecer en todos los ámbitos.
El mentoring es, en definitiva, un acompañamiento a nuestro crecimiento como profesionales y empresas. Un proceso profesional cuyos resultados deben analizarse para medir nuestro avance en función de los objetivos establecidos.
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