Cómo cambiar lo que tu cuerpo cuenta

Cómo cambiar lo que tu cuerpo cuenta

artículo anterior hablábamos de lo que cuenta nuestro cuerpo. Propuse algún ejercicio para tomar conciencia de lo que estamos expresando con el cuerpo y comenté que se puede incrementar la eficacia de lo que decimos -y conseguir con ello nuestros objetivos- si lo acompañamos con una postura que lo refuerce He recibido algunas preguntas que me dicen ¿Y si no me gusta lo que dice mi cuerpo, tengo que cambiar lo que dice mi boca? o ¿Puedo cambiar lo que dice mi cuerpo? En este post intentaré responder a esas preguntas. En primer lugar reconocerás que conocer lo que tu cuerpo cuenta,  es una ventaja. Una vez lo conoces, puedes decidir si cambias lo que dice el cuerpo o lo que dice tu boca… o las dos cosas!! Sin embargo, has tenido que detenerte a mirar el impacto de tu sola presencia en los demás, para descubrir qué estás comunicando antes de pensar si es o no lo que realmente deseas expresar. Así que, ¡enhorabuena! Una vez eres consciente, puedes tal vez decidir cambiar lo que dice tu cuerpo. Sesudos estudios de prestigiosas universidades nos dicen que podemos cambiar nuestra percepción de la realidad sólo cambiando nuestra postura corporal. Incluso puedes influir en los demás sólo cambiando tu postura. Por ejemplo, si vas a ir a una entrevista de trabajo, te recomiendo que en lugar de esperar en una sala de espera llena de posibles “contrincantes” achicándote a cada paso, te metas en el baño y durante más o menos dos minutos practiques gestos de esos tan americanos de ¡¡Victoria!! Estírate, mírate al espejo sonriéndote, paladea la victoria que vas a conseguir en tu entrevista… Está científicamente demostrado que si lo haces con convicción (y reconozco que las primeras veces puedes sentirte ridícula, pero funciona!) te mostrarás segura -o seguro- tras realizar el ejercicio, y transmitirás a tus interlocutores una confianza que les ayudará a tomar la decisión correcta de contratarte. Si deseas cambiar la imagen que proyecta tu cuerpo, busca la actitud que deseas proyectar, una actitud que realmente sea coherente con tu yo más profundo, algo que tenga Sentido para ti. Puedes buscar modelos en personas que admires y que realmente te resuenen. Después, trabaja en tu actitud corporal, “finge con el cuerpo” hasta que consigas convencer a tu mente. Adopta por fuera la actitud que deseas tener por dentro, y poco a poco tu cuerpo irá amoldándose a ese deseo, empezarás a sentir y ver la vida desde esa otra actitud, desde ese otro punto de vista. Si, por el contrario, es tu cuerpo el que realmente expresa quien deseas ser, cambia la forma en la que te cuentas la vida y cambiarás el modo en el que te expresas también hacia los demás. Si prefieres empezar “de fuera hacia dentro”, empieza por darte cuenta desde dónde y cómo te comunicas con los demás. Anota cómo lo dices y el resultado que obtienes, pero también cómo te hace sentir lo que dices. Así podrás ir amoldándolo a lo que te resuena en el cuerpo. Si por el contrario, te gusta más el modelo “de dentro hacia fuera”, puedes empezar anotando cómo te hablas a ti misma, a ti mismo. Tomar conciencia de cómo nos hablamos, es un trabajo tan arduo como apasionante. Recuerda que la palabra es creadora, crea tu mundo. Si cambias la forma en la que te lo cuentas, tu mundo cambia, cambia la forma en la que lo miras y cambiarás también la forma en la que hablas a los demás. Lo hagas como lo hagas… No te juzgues, ni castigues… disfruta y aprende haciéndolo; así querrás seguir practicando.     Marta Martínez Arellano Desarrollo de Personas y Organizaciones   [caption id="attachment_2694" align="alignleft" width="608"] tres caritas de niño sorprendido, atento y sonriente dibujadas en acuarela[/caption]]]>

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