Maltrato y Buen trato. La delgada línea de una opinión.

Maltrato y Buen trato. La delgada línea de una opinión.

La frontera entre maltrato y buentrato descansa en la delgada línea de mi opinión. Soy yo quien decide dónde pone el límite.

«Y si no te pega… ¿cómo sabes que te quiere?» Esta frase me la dijo una mujer hace cinco años en un taller fuera de España.

¡Qué difícil considerar «malo» aquello que consideramos «normal»! Qué difícil detectar cómo  va cambiando sutilmente la frecuencia o la intensidad de la caricia hasta convertirse en bofetada física o psicológica; cómo cambia el color del silencio hasta convertirse en menosprecio.

Son 40 las mujeres que han fallecido por violencia de género en España en lo que va de año. Una sola sería demasiadas… y aún así 40 no es ni un 1% del porcentaje de personas que padecen esta violencia en nuestro país, si incorporamos no sólo a las mujeres, sino también a sus hijos, o incluso a los varones. Y me quedo corta si hablamos de todas esas mujeres que consideran «normal» vivir bajo el control de sus parejas, inmersas en un trato que yo consideraría «malo». Darse cuenta es el primer shock y el primer paso.

Tres cosas básicas. La primera. No podemos olvidar que en el origen de muchas relaciones de maltrato (yo diría casi «de todas») se encuentra una relación de Amor. Amor sin filtro, sin límites. Amor de dos personas que no se saben querer y que en un momento determinado dieron/dimos inadvertidamente la vuelta a la tortilla para acercarnos a la cara oscura del Amor: el Temor. Amor y Temor se dan la mano con tal frenesí que saltan todos los límites.

La segunda. Nadie nos enseña a Amar. Y con frecuencia al recibir ese trato «malo», no sólo pensamos que nos lo hemos ganado, que nos lo hemos merecido; sino que nos avergonzamos de no saber Amar de otra manera. El aislamiento al que nos abocan tanto la relación como estos sentimientos nos deja sin recursos. Dura ofrenda de Amor. Juicio sumarísimo que hay que abandonar para avanzar hacia hacerlo de otra manera.

La tercera. Por lo que veo en la próxima generación, las cosas no van a mejor, más bien al contrario. La tecnología transforma las formas de relación, permite la ubicuidad y atemporalidad del control, del acoso, la perpetuación 24 horas al día, 7 días en semana, de un trato «malo». Nuestros niños, nuestras niñas y adolescentes, consideran «normal» tratarse «mal» («mal», obviamente, desde la pura opinión de mi edad y condición). Equiparan Amor a Control, casi a «Posesión». Mal comienzo.

Como en un tobogán, es sencillo deslizarse al lado oscuro… Pero ¡cuánto cuesta retornar a nuestro centro por esa empinadísima pendiente! ¡Cuánto cuesta recuperarse! Volver a encontrar la fina e inquebrantable frontera de lo que, desde el respeto por mí misma, no voy a tolerar. Encontrar las fuerzas para sostener esa frontera a veces incluso en contra de mi misma.

Ayer, día internacional de la violencia de género, me complació sin embargo ver que va cambiando el tono. En los medios escuché con más frecuencia la palabra mujeres que víctimas para definir a quienes padecen esta condición. Escuché más la primera persona del plural («nosotros») que la tercera (Ellas). Estoy convencida de que el Amor Enfermo convierte en víctimas a todas las personas que toca, víctimas de no saber Amar, de no saber relacionarse en pie de igualdad y de respeto. Y esto nos pertenece a todos.

Según estadísticas de 2010, el 72 % de quien ha sufrido un trato «malo», repite. Yo sostengo que es porque no lo considera «malo» hasta que no resulta tan obvio que es aberrante.

Creo que es posible y necesario enseñar a Amar. Basta con empezar desde el principio: Amarse a uno mismo. Prodigarse a uno mismo el mismo Amor incondicional y Respeto que va a exigir a otros. Porque nadie puede dar lo que no tiene, lo que no recibe.

Es más fácil aprenderlo de pequeños, a veces nos faltan modelos o los malinterpretamos. Tenemos que reaprender muchas cosas. Yo reaprendo, me gusta enseñar a reaprender. Porque al Maltrato sólo lo separa del Buentrato una delgada línea: la de mi/tu opinión, la opinión de cada persona acerca de lo que es un trato bueno o malo en sus relaciones personales.

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Marta Martínez Arellano
Acompañamiento individual y Business Coaching.

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