22 Nov Educar para la felicidad
Csikszentmihalyi estudioso y experto en psicología positiva y autor del libro “Flujo: una psicología de la felicidad”, es siempre un instante, el instante que resume y premia la coherencia del Ser consigo mismo: cuando cuerpo, mente y espíritu (el Yo Soy más allá de etiquetas sociales) se alinean y fluyen juntos. Momentos eternos que cada vez nos permitimos menos. Alrededor de los siete años el niñ@ se inserta en “la tribu”, principalmente a través de la familia y de la escuela. Nuestra escuela cada vez tiende a contemplar a los niños “diferentes” como “problemáticos”, y menudean los diagnósticos de hiperactividad, déficit de atención, atención dispersa… fracaso escolar. Nuestros sistemas productivos nos reducen a un número de ficha como recurso productivo. Nuestra sociedad cada vez nos insta más y desde más temprano a encorsetarnos en modelos perfectamente imposibles que sofocan nuestra verdadera esencia bajo toneladas de consumo y convenciones. Y nos empeñamos en estandarizar aprendizajes y comportamientos, que nos hacen la vida más previsible, pero mucho menos placentera. Cada»Diferente» encaja de forma distinta en esos estándares, a algunos nos cuesta más que a otros. Y cuando cuesta mucho, no hemos habilitado como sociedad un entorno en el que poder expresarlo. Asumimos desde muy pequeños que ser “diferentes” es “inconveniente”, “malo”… “pernicioso” y exigimos esfuerzos enormes a nosotros mismos y a los demás, construyendo un sólido “Yo soy social”. Tal vez hayamos olvidado que cada uno de nosotros es diferente, único e intransferible. Lo que tiene que hacer sólo puede hacerlo él. Tal vez olvidamos que la diferencia es lo que nos hace grandes y lo que nos hace crecer y avanzar como sociedad… Los Mayas sostenían que la energía y vibración de cada persona entraba y salía del grupo social en su momento exacto y perfecto, su vida terrena y su desaparición tenían un significado concreto y servían a los demás de un modo específico. Tal vez, y digo sólo tal vez, estos eventos tan difíciles nos inviten a repensar acerca de la disolución de la felicidad en nuestros modos de vida. Con seguridad, a mí me invitan a trabajar para Ser, a habilitar herramientas de expresión de las emociones y la vibración de cada uno, a invitar a los demás a permitírselo también y a celebrar su propia diversidad y diferencia, a acompañarles en ese proceso de descubrirse a uno mismo y perseverar contra viento y marea… Cuando uno se permite ser distinto, otorga al de al lado el permiso de hacer lo mismo. Es una marea que empieza con un pasito: el que yo doy para ser quien soy. Te animas? Marta Martínez Desarrollo personal y empresarial Miembro de la comunidad CTT y GTW.]]>
manipuladora de alimentos
Publicado a las 16:50h, 09 eneroeducar pero aprender tambien…y necesitamos ser educados hasta que nos morimos …
admin
Publicado a las 15:38h, 10 eneroCompletamente de acuerdo! Aprender es innato, sucede incluso sin educación. Y sin embargo, no debemos perder de vista el objetivo: SER FELIZ! Gracias por compartir